Cae la tarde
sonrojando el firmamento,
desde la ventana
me mimetizo sin saberlo
y voy apagando mis pupilas
en un vaivén de sinsabores
tras una muralla
invisible de consuelos.
Detrás del cielo
que eleva los desiertos
y que descubre un pinar de bellos sueños,
reconcilio a mis sentidos con la vida
mientras las lágrimas anuncian
la llegada de nuevos tiempos.
Y me cobijo en la aurora
que me regala sonetos
en tanto que mis latidos
aceleran los senderos
para trasladarme a la alcoba
de nuevos sueños que espero…
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